Inauguración «Diálogos con la ciutat» de Juan Tenorio

Hoy hemos hemos presentado la exposición con el último trabajo del artista Juan Tenorio y con la que, a la vez, celebramos que hace veinte años de su primera exposición en la Sala Rusiñol.

Un más que numeroso público no se ha querido perder la oportunidad de asistir. Además de amigos, clientes y seguidores de su pintura, también nos han acompañado el escritor y comunicador Lluís Pascual i Bel y el guitarrista Enrique Pérez Checa.

Lluís Pascual ha dedicado estas palabras al artista y a su obra:

«El motivo de esta presentación es, principalmente, que debe servir para dar gracias.

GRACIAS en primer lugar, a Juan Tenorio, nuestro amigo común, al que me referiré en lo sucesivo como EL ARTISTA.

Aunque esta es la quinta vez que expone aquí, y ha hecho muchas otras en todas partes, le conozco bien para decirles que, ahora mismo, el corazón le late muy fuerte, está nervioso como un flan . Miren sino, esa pose retorcida, esa sensación de no saber qué hacer con las manos, al estilo Julio Iglesias.

El hecho de conocerlo más como persona que como artista, aunque he seguido sus avances desde hace tiempo, hace que estas palabras tengan más que ver con su talante y su capacidad de trabajo aunque, como es evidente, ya se ven reflejados en su obra.

Cuando me asomo al mundo de líneas y formas del amigo Tenorio, me sorprende el hecho de no sentirme ante un cuadro que debo interpretar, una pintura a comprender. Más bien percibo, interiormente, las intensas reacciones que me provocan. O sea que no se dejen sorprender por este aspecto displicente, como si no habláramos de él, fruto de una introspección que está en el tuétano de su saber hacer.

Porque cuando estalla en sus cuadros, queda patente que con su trazo y una sobria laboriosidad, consigue crear lo que hoy intitula DIÁLOGOS CON LA CIUDAD, sea cual sea, para descubrir una belleza que tan sólo unos ojos sensibles, son capaces de ver y transmitir. 

Tal vez porque no me refiero sólo a los ojos de la cara, sino a los del alma. Y lo hace con los mismos fondos ocres, preparados y enriquecidos con personalísimos collages marca de la casa, parte indivisible del conjunto. Quizás para huir, ya de entrada, del hecho de tener que enfrentarse a la tela desnuda, virgen, como el escritor a la página en blanco o el músico a la partitura huérfana de notas. 

Lo hace partiendo de fondos oscuros y raya a raya, con puntos de fuga imposibles, ir vistiendo de luz y color lo que a veces tan sólo se intuye. Y que termina en un chisporroteo de detalles sutiles y cautivadores. 

Cuenta con la presencia omnipresente de aquellos pasos de peatones, aquellos vehículos mínimamente esbozados, base y cimiento para sostener el peso visual del grosor de la pintura. De esa misma paleta rica pero corta, con tonos que se complementan sabiamente combinados, construye rascacielos americanos o perspectivas de Barcelona, ​​símbolos de París, Londres, Málaga y otras ciudades, en diálogo constante con sus contornos, rincones y riqueza de mil y un detalles escondidos.

Él, cuando visita o pasea por las ciudades, lo hace con otra mirada, respirando, oliendo, poniendo los cinco sentidos para empaparse de formas y texturas, transmutando aquellos hacinamientos de acero y cristal, de avenidas inacabables, de gigantescos puentes, que después, son la esencia con la que nos presenta su trabajo. 

Está en un momento en que su madurez artística domina la receta para imprimir en el lienzo, renovados resultados y emociones. En cualquier construcción pictórica que construye, acaba encontrando el punto adecuado de cocción, en cada pincelada, el toque de equilibrio perfecto. Es un artista con un alma y un temperamento poderoso. 

Combina la calma de la experiencia con la constancia de hierro forjado del aprendiz, la visión de nuevos horizontes sobre la base de unos orígenes que hoy por ejemplo, ha querido subrayar con las notas de guitarra de la banda sonora de fondo. 

Con todo esto, ha hecho magia. Lo ha vuelto a hacer. Quizás él no es consciente de lo que ha hecho es alquimia. Ha puesto de nuevo las manos y el talento en el sombrero de acrílicos y como un prestidigitador, ha sacado el conejo de una nueva remesa de cuadros, reflejo de su mundo de siempre, pero ninguno igual, renovados, innovadores. Y que esta tarde, ofrece públicamente a nuestra consideración. 

GRACIAS A LOS GALERISTAS

Los galeristas, miman la exposición, se ponen al servicio del artista, ofreciéndole un espacio amplio, suficiente, sabiamente iluminado donde la pintura respire, y las tonalidades y las texturas salten de la pared hacia la retina del espectador y, directamente, a su sensibilidad. Quizá sea necesario, si compramos algún cuadro, llevarnos también los apliques que le resaltaban y le daban vida, y así, seguir disfrutando de aquella emoción que hizo que se enamoraran. 

Gracias a la Sala Rusiñol, por estar aquí, por existir, por hacer hoy de perfectos anfitriones, en el encuentro necesario de emisor y receptores, de partida y destino de este amplio mundo de cultura que son las obras pintadas y enmarcadas. Por ser viveros de artistas y ofrecer cobijo a la cultura, más necesaria que nunca. 

GRACIAS A LOS ESPECTADORES

La mirada de lo que contemplamos y el contemplador, se funden y dan lugar al motivo que justifica la labor del creador de la obra de arte. El arte no reproduce la naturaleza, sino que la interpreta y precisamente, en la búsqueda de estas interpretaciones es donde reside el arte, no en la aplicación de una servil y vana copia. Simplemente ver, no es tratar las cosas, sino de una forma totalmente utilitaria. 

Intenten realizar la prueba del algodón, enmarcando con los dedos, como hacen los que entienden, aislando cualquier rincón, sobre todo de las grandes perspectivas, y saboreen el pequeño formato, la abstracción de las cosas sencillas que conforman la riqueza de los grandes espacios. 

Opino que hay dos formas de encarar un cuadro, básicamente: verlo y mirarlo. Como hay también dos maneras de comerse un caramelo: trincharlo en dos mordiscos entre las muelas y hacia dentro o bien insalivarlo lentamente y dejar que su gama de dulzura nos mime la lengua, el paladar, el cuello y si le damos tiempo suficiente, incluso el corazón. Esperamos que lo disfruten profundamente».

Finalizado el parlamento, fue el turno de presentar al guitarrista y amigo personal del artista, Enrique Pérez Checa, quien nos acompañó toda la tarde uniendo dos artes: la música y la pintura.

Aquí dejamos otros momentos de la inauguración:

Puedes ver toda la colección aquí

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