Inauguración de Mejan (26 Octubre 2012)
Llega el momento de presentar “La China del corazón” de Mejan. El artista se muestra muy ilusionado con esta nueva temática que llena de color la Sala Rusiñol. Sin salir del estilo al que nos tiene acostumbrados, ha tenido la valentía de trabajar unas telas que muestran los sentimientos fruto de un periplo que realizó por China alrededor de 2005.
Ignasi Cabanas, director de la Sala Rusiñol, explica a los asistentes el motivo de esta exposición a la vez que hace referencia al conjunto de dibujos que acompañan la muestra y que fueron realizados en la misma China. La originalidad de estos radica especialmente en la técnica ya que muchos de ellos están trabajados con collage. Seguidamente cedió la palabra a Josep M. Cadena.
“Mejan realiza una investigación sobre los sentimientos humanos a través del paisaje. Hay sensualidad en todos sus cuadros. Una sensualidad que yo he citado en diversas ocasiones y de la que siempre dice: ¡No sé dónde la ves! Yo la veo en el hecho de que las cosas se juntan, en que hay unas curvas amorosas, en que hay un sentido de la hierba que avanza hacia la lejanía, en el fondo una referencia a un bosque, después puede venir el mar o un lago y aún después viene otra vez el cielo y la tierra. Es una conjunción de todas las cosas que nos están pasando”. 
En su disertación hizo referencia al hecho de que el país está dedicando grandes extensiones de terreno al cultivo de vid para producir vino. “Dentro de unos años producirán más vino que nosotros y esto no lo tenemos que interpretar como un peligro, sino como un estímulo para continuar avanzando”. Comentario que le sirvió para explicar que con el arte pasa lo mismo: “el artista se tiene que ir renovando, no puede estancarse en el arte que ha ido practicando y Mejan lo ha hecho. A pesar de que se mueve en unas determinadas pautas, estas varían continuamente, porque también son las de los sentimientos de los seres humanos”.
Finalmente llegó el turno del artista que nos explicó con detalle ciertas curiosidades de aquella cultura y de sus costumbres. También dejó patente la barrera idiomática como elemento que dificulta el poder entrar en contacto con el pueblo chino. Aún así explicó que en su obra ha procurado reflejar las múltiples impresiones que recibió, eso sí, huyendo de la anécdota, de las cosas que fácilmente se pueden identificar, ya que lo que le interesaba era plasmar el pulso del paisaje.
