Inauguración de Cruañas (16 diciembre 2011)

Navidad del 2011. Como siempre en estas fechas, nos ilusiona tener algún invitado de especial renombre. En esta ocasión nos acompaña Josep Cruañas, justamente con «El color de la ilusión». Dicen que él es un «impresionista contenido». Él no lo niega, pero —huyendo de cualquier etiquetaje excesivo— prefiere dejar claro que es continuador de la tradición figurativa.

Ignasi Cabanas da la bienvenida a la exposición extraordinaria de Navidad: «Navidad es para nosotros un tiempo especial y os queremos ofrecer algo también especial. Josep es la segunda vez que nos acompaña en estas circunstancias. ¡Esto solo ya es muy sintomático! La obra de Cruañas ocupa toda la Sala: abajo tenemos las acuarelas; en la planta superior encontraréis los óleos. ¡Os mostramos todo su amplio abanico como pintor!».

Josep Mª Cadena, como siempre, pisa «terreno conocido»: «¡No entraremos en detalles, porque no acabaríamos! Josep Cruañas ha dedicado muchos años a la pintura al óleo y a la acuarela. La acuarela era un poco como su hija querida, pero un poco secreta… Óleo y acuarela son dos técnicas complementarias, pero diferentes. El óleo pide reflexión al comienzo, un poco de composición previa… En cambio, la acuarela es el instante, la sensación del momento, pero es necesario que esta sensación sea perfectamente válida para el después. ¡La acuarela también hay que meditarla!

Después de los agradecimientos, el pintor hizo énfasis en un tema mencionado previamente por Cadena: «¡La primera visión de las ciudades! Cuando vas a una ciudad, primero ves la «piel», la anécdota, eres más bien turista. Pero cuando regresas ahí ves que bajo esta «piel» hay un mundo. Este mundo es lo que el pintor, a base de insistir y volver, va descubriendo. No es extraño que pintemos tantas veces el mismo tema: ¡tiene mucho que decir y cada vez me dice cosas diferentes!

Preguntas: —«¿Por qué Ámsterdam?». —«Frederic Lloveras y Sarsanedas me llevaron. Tiene canales, hay barcos viejos, elementos muy pictóricos… Tiene un regusto de ciudad civilizada. Y siempre en invierno, cuando los árboles no tienen hojas y no te tapan el paisaje». —«El paisaje urbano, ¿es una simple visión objetiva carente de espíritu?». —«¡No! El paisaje es el pretexto, en el cual no hay paisaje, sino el pintor. Es la excusa para transmitir en una tela aquello que llevas en el interior».

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