Inauguración de Jordi Isern (14 octubre 2011)

De un modo u otro, todos hemos experimentado reposo al contemplar la naturaleza en un bello día de otoño. Pero lo que tiene mérito es experimentarlo a través de una representación artística. Esto es lo que nos ha traído Jordi Isern a la Sala Ruiñol. Los «Colores palpitando de emoción» los encontramos típicamente en otoño. Pero la maestría de Jordi Isern lo hace posible en también en paisajes de invierno y primavera, y en paisajes de distintos lugares del país.

Para Josep Mª Cadena cualquier circunstancia de la mayor actualidad puede ser aprovechado com clave de interpretación para comentar una muestra artística: «¡Está de moda indignarse! Aquí, junto a la indignación, vemos una exposición de Isern y encuentras la paz, la taraxia, el sentido que tenemos todos de que los problemas que sufrimos los podemos superar y que hay que recuperar la tranquilidad contribuyendo a la organización de la sociedad».

«Los paisajes de Isern son amplios y, a pesar de todas sus grandes paronámicas, tienen la emotiva intensidad del detalle. Su pintura es, aparentemente, plácida y tranquila. Cada cosa se encuentra en el lugar que le corresponde y el conjunto forma una sinfonía de colores y de formas que armoniosamente se combinan. Parece que no pase nada en ella. Pero no nos dejemos engañar nunca por las apariencias: hay en ella una exigencia, un temple de vida interna, de exigencia de permanencia y de continuidad».

Es el turno del artista. Jordi nos transmitió el confort que le producía la inauguración porque ahí encontraba la recompensa del trabajo realizado. «Estoy muy contento y es para mí un honor exponer aquí, en la Sala Rusiñol, justamente en el año de su 25 aniversario. ¡Me encuentro muy a gusto! Deseo a la Sala Rusiñol que tenga fuerza y emoción para continuar 25 años más».

Isern explicó el título de su exposición: «Pintar sin emoción ni pasión no es posible. La emoción se produce en momentos determinados, mágicos: cuando menos te lo esperas, aparece el momento en que veo el cuadro hecho. Cada cuadro es un momento de emoción, un momento amado, un fragmento de mi vida. En estos tiempo en que nos machacan con las noticias, esta experiencia de emoción es el antídoto que te permite levantarte cada día y dar gracias».

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