Inauguración de Jubany (14 enero 2011)
¡En la Sala Rusiñol hemos estrenado año! Y no uno cualquiera, sino el de nuestro 25º aniversario. Deseamos celebrarlo con todos: con quienes —ya renombrados— son artistas consagrados de la pintura figurativa, pero también con los que —por envidiable juventud— son realidades emergentes con gran futuro. Éste es el caso de Jordi Jubany.
Nos ha cautivado con las imágenes «monumentales» de su pintura. Bien merecido tiene esta exposición el título de «La creatividad expresada en las ciudades». Ciertamente figurativo y monumental, pero al mismo tiempo, Jubany es creativo: «sus» ciudades van más allá de lo que él ha visto…
Ignasi Cabanas, como director, da la bienvenida al 2011, remarcando que será importante para la Sala Rusiñol. A la vez, dio la bienvenida al pintor. Jordi Jubany inauguraba por primera vez en nuestra Sala. «Hay un futuro para que no sea ésta sólo la primera… Esperemos que, en adelante, sean algunas más… ¡Tienes madera de pintor!
Josep Mª Cadena: «Empieza no una nueva temporada, pero sí un año nuevo, de nuevas exposiciones. En este caso, Jubany, es una novedad para la Sala Rusiñol, pero no lo es para el artista. Él ha demostrado en Girona y en su Mataró que es un hombre que cree en la perseverancia y en el estudio. De pequeño, comenzó a dibujar, a tocar el color, establecer las formas, conocer las distancias… Consiguió algo difícil: el cuadro es quien te llama; no eres tú quien pones cosas, sino que pones aquello que el cuadro necesita».
Jordi Jubany felicitó a Ignasi Cabanas por los 25 años de la Sala Rusiñol. Y, dirigiéndose amigablemente a Cadena, añadió: «Ha habido un pintor conocido, Mark Rothko, que no pintaba cuadros, sino cosas. Yo no pinto sólo Venecia, pongamos por caso, sino que quiero ir más allá, para que la gente ahí vea sus cosas y que cada vez que lo contemple, se vea fresco».
Las intervenciones de los asistentes fueron la ocasión para que el pintor nos desvelara algunos más de sus «secretos». «Me puedo apoyar en una foto, pero me gusta estar en el lugar y, antes que pintar lo que estoy viendo, sobre todo percibir lo que vivo en aquel momento». Otro detalle: preguntado sobre si usa reglas y escuadras para su estilo arquitectónico, respondió que él no necesita croquis, sino que comienza con un pensamiento, con un recuerdo, toma el pincel y —de uno al otro lado de la tela— ya no lo deja hasta llenarla.
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