Inauguración Joan Capella (12 enero 2018)
Después de cuatro años, vuelve a la Sala Rusiñol la obra de Joan Capella (1927-2005). Ignasi Cabanas destaca la oportunidad —casi privilegio— de esta muestra y su excepcionalidad, ya que en el mercado hay poca obra a disposición.
Josep Mª Cadena es un veterano conocedor de Capella: «Como patrón de la fundación que lleva su nombre y divulga su obra, experimento una gran satisfacción por el hecho de que la Sala Rusiñol comience el año 2018 con una exposición dedicada a poner de relieve el trabajo pictórico de Joan Capella».
El crítico de arte proseguía explicando que Joan Capella era un artista creativo. Con su defunción parecía que su obra quedaba cerrada, tal como ocurre con los artistas en general, porque ellos suelen representar su época. Pero en el caso de un creativo como Joan —no se sabe el porqué— su obra “vive”: va creciendo por ella misma.
Al final de su vida, el pintor Capella dejó mucha obra realizada, buena parte de la cual fue cedida a su ciudad, Montcada i Reixac. Él es muy representativo de la pintura catalana de los años 20 y 30, inspirado en la producción francesa. Su obra aporta un sentido de alta civilidad.
En la obra de Joan Capella nos encontramos nosotros mismos: ¡nos pertenece! La figura aparece lo mínimo posible; y la sensibilidad es aportada a través del color. «Esto sí que es pintura: el dibujo sirve de soporte, mientras que hablan los colores y la composición» (Josep Mª Cadena). Una pintura así, abierta, permite que «nosotros seamos de ahora, pero con un “ahora” que viene de antes y que mira al futuro… Cada generación tiene la obligación de recordar lo mejor de la memoria e intuir lo que ha de venir».