Inauguración Casas Anfruns (9 septiembre 2016)
Llorenç CASAS ANFRUNS es —podríamos decir— el “gaudiniano” de la Sala Rusiñol. Su “mentor” es Gaudí. Su tema es Gaudí. Su estilo, cuando pinta cosas diversas a las obras del “mentor”, es también gaudiniano.
Por ejemplo, entrando en la Sala Rusiñol, en el mismo escaparate vemos el cuadro “Obras gaudinianas”: es como una especie de caleidoscopio, integrado por los nombres de las obras de Gaudí (LA PEDRERA·BARCELONA·CASA BATLLÓ·LA SAGRADA FAMILIA…), dispuestos en círculos concéntricos, de colores diferentes… Es un homenaje a Gaudí al estilo gaudiniano.
Estrenamos una nueva temporada. Ignasi Cabanas se extiende presentándonosla y da la bienvenida a la primera de las exposiciones. Llorenç Casas Anfruns ya ha estado en diversas ocasiones en la Sala Rusiñol. El foco de su tema no ha variado, pero sí que es cierto que nos ha traído algunas novedades. Por ejemplo: la representación de algunos de los motivos que el escultor Subirachs incorporó en la fachada de la Pasión del templo de la Sagrada Familia.
La idea del “caleidoscopio” es de Josep Mª Cadena. Nos explicó que cuando él era niño tuvo la ilusión de recibir como regalo de la fiesta de Reyes un caleidoscopio: no es más que un aparato que por medio de una operación física, con la combinación de trozos de color y pequeños espejos, genera la visión de formas simétricas. Pues bien, la obra de Casas Anfruns nos muestra que el arquitecto Gaudí hacía el “caleidoscopio de la vida”.
En relación a algunos “detalles añadidos” que vemos en algunos de estos cuadros (por ejemplo, lo que decíamos del escultor Subirachs), Cadena ha escrito: «Casas Anfruns reivindica que la adición acertada genera valor, puesto que entiende con razón que el ser humano, animal social por antonomasia, necesita de sus congéneres para alcanzar sus objetivos y realizarse plenamente. Es por eso que los lienzos recogen, a la vez que las construcciones de Antoni Gaudí, las creaciones artísticas de otros autores, y el resultado se revela superior a las partes individuales que lo integran».
Llorenç Casas Anfruns dedicó palabras de agradecimiento y prefirió que los cuadros hablasen en lugar de él mismo. Sin embargo, el artista no pudo “escabullirse” de las tres preguntas de rigor que en la Sala Rusiñol siempre se hacen desde el público que asiste a la inauguración. Alguien, por ejemplo, felicitó al pintor por la acertada incorporación de la lluvia en algunos de sus cuadros: «No es una novedad. Al comienzo usaba más este recurso». El artista también reconoció una cierta evolución en su obra hacia la abstracción y el surrealismo.
