Inauguración Manel Doblas (9 enero 2015)

Fue en el año 1992 cuando Manel Doblas realizó en la Sala Rusiñol su primera exposición individual. Desde entonces, este pintor no ha dejado de ser él mismo, pero le hemos visto un cambio matizado en sus intereses… El año 2010 —su última exposición en nuestra Sala— las vías de los trenes y los mismos trenes ocupaban gran parte de su obra, juntamente con los rascacielos. Ahora han ganado peso los interiores de los bares, sin gente, pero con mucha luz… ¿Por qué?

El Sr. Josep Mª Cadena no desaprovecha la oportunidad para tirar de la pintura con el objetivo de “leer” la vida real que nos rodea. «Esta es una exposición premonitoria del cambio que se producirá en el país. Tu explicas —decía dirigiéndose directamente al artista— que en los bares no hay nadie, que las casas están cerradas…, pero también explicas que hay vías que nos conducen hacia el futuro»..

De la reseña crítica de Josep Mª Cadena: «Con las primeras luces, las sombras que llegan con la progresiva claridad de la mañana, el voluntario olvido de los explosivos mediodías, Manel Doblas nos describe el paso del tiempo; de un tiempo que él, en el fondo, quisiera que fuera tan rápido como el tren de su imaginación plástica».

Manel Doblas nos explica que su pintura recoge vivencias… Los raíles son caminos de la vida: las vías son como una metáfora, pero inspirada en lugares reales. Pero esta exposición no es sólo resultado del pincel. Nos revela que él ha estado un tiempo apartado de la pintura y que lo ha aprovechado para pensar. Esta exposición es el resultado de pintar y pensar.

¿Qué hay acerca de eso de los bares?, le preguntan. —«Yo he ido mucho a los bares: me atraen. He merodeado mucho por los pueblos y, cuando llego a primera hora y fuera hace mucho frío, entro al bar y tomo un café. Son locales bonitos; ahora hay menos. Me han ido muy bien como “arma” en los concursos de pintura rápida». —¿Esta luminosidad de los bares, sin personas dentro? —«Esto pasa porque llego a esos lugares a primera hora de la mañana y me fijo, sobre todo, en la luces: la luz del sol que se levanta, las luces del mismo bar… ¡Con eso tengo bastante!».