Inauguración de Mateo (25 septiembre 2009)
Joaquín Mateo ha regresado de nuevo a la Sala Rusiñol, después de su última exposición en la temporada 2005-06. Ésta vez lo hace con su colección titulada «Paisajes del interior». Nos ha sorprendido a todos autodefiniéndose como un [pintor] «primitivo actual, que intenta hacer lo que puede». Eso tiene su historia, pero lo cierto es que Mateo ha podido… ¡y mucho! Ahí le vemos con su hija pequeña, María.
«Una imagen vale más que mil palabras»: el escaparate de la Sala Rusiñol, decorado por el propio artista, es un reflejo de su típica temática («Paisajes del interior»). Al fondo, destaca el cuadro «Life family» (nº 34), un imponente óleo-collage en tela, de 100×300 cms. Te recomendamos verlo en nuestra web a pantalla completa.
Es la tercera vez que Joaquín Mateo expone en la Sala Rusiñol. Ignasi Cabanas, visiblemente satisfecho, le presentó como un «pintor de éxito»: «Ha habido gente que ya se ha avanzado a adquirir un cuadro para que nadie se le adelantara. ¡Aquí no hay crisis!».
El cuadro titulado «Lirios silvestres» (clica aquí) presidió, como telón de fondo, la presentación-crítica de Josep Mª Cadena. «Soy hombre del periodismo, sobre todo, escrito: conozco lo que se dice en los diarios. Y percibo un momento agrio, de preocupaciones. Pero he llegado aquí y he encontrado un rincón de paz (…), con personas convencidas de que han de asistir a una inauguración, con personas que creen en los «brotes verdes»: esta exposición de Mateo nos transmite tranquilidad».
«Él explica los interiores: no de una casa, sino los interiores de algunas personas. Siempre hay una luz: es la luz que todos hemos de llevar y tener presente en cada momento. Es el sentido y la realización personal que ha de tener nuestra vida. Ved la luz en estos señores que interpretan el violoncelo. Esto tiene mérito: interpreta lo que interpretan (…). Me alegra esta exposición, haya o no haya «brotes verdes»».
«Hace años compré en un mercadillo un libro titulado «40.000 años de arte moderno», sobre pintura rupestre. Siempre me ha gustado. Los pintores primitivos pintaban escondidos, con rituales, a oscuras y solos: yo también soy primitivo. Hago como ellos. Trabajo en un estudio que tiene mucha luz, pero cierro las ventanas: si trabajo con luz, luego la obra no tiene luz. Y pinto solo: hago salir de ahí a mi mujer y a mis hijas».
«Es difícil expresar con imágenes. Suelo añadir textos, luz: utilizo técnica mixta, aprovechando todo lo que tengo (…). Y hablo acerca del ser humano: no salen los hombres, pero aparecen sus objetos personales. Entonces, represento el interior de las personas que viven en aquel espacio. De ahí el título: «Paisajes del interior».
El pintor Juan Tenorio, que hace dos temporadas expuso con mucho éxito en la Sala Rusiñol («Arquitecturas»), no quiso perderse la inauguración de su amigo Joaquín Mateo. Aquí le vemos, a la derecha de la imagen, conversando con otro de los asistentes.
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