Inauguración Ulpiano Carrasco (9 febrero 2018)
¡Ulpiano Carrasco ha venido expresamente desde Cuenca! No es un dato menor… Viaja mucho… Este año —nos dice— realizará sólo tres exposiciones individuales: la de la Sala Rusiñol es una de ellas.
Una exclamación de Ignasi Cabanas parece sintetizar el impacto de esta exposición: «¡Parece primavera!».
Ulpiano nos cuenta que le ha costado mucho reunir esta muestra, ya que «las galerías han cambiado un poco la forma de trabajar y, en lugar de centrarse en las exposiciones individuales, se trabaja ahora más de forma colectiva, permanente. Tengo casi toda la producción distribuida por todo el mundo». La obra que hoy vemos en la Sala Rusiñol ha sido trabajada en los últimos tres años.
¡Volvemos a Cuenca! Josep Mª Cadena: «Hace muchos años estuve en Cuenca… Para regresar sólo encontré billete para ir de Cuenca a Valencia y de Valencia a Barcelona. Di un rodeo… que me dejó impresionado para siempre. ¡Era noviembre!, y recuerdo aquella floración, aquella presencia de la naturaleza mientras el tren iba avanzando… Cuando encontré a Ulpiano en la Galería Comas dije: ‘Cuenca viene a visitarnos’».
Continua en Josep Mª Cadena: «Ulpiano está haciendo una labor de transmisión de la fuerza del color hacia los demás. El color da vitalidad, fuerza, sentido de alegría…, y también sentido de reflexión: son colores para organizar una vida. Vemos que él organiza el campo en la pintura, con las amapolas, con las hierbas que crecen, con la ciudad en el fondo… Él también organiza esas visiones de las ciudades (cada lugar, cada casa… son una manifestación de maneras de ser). La pintura de Ulpiano Carrasco es una pintura social, una pintura que nos enseña a convivir unos con los otros».
Escuchamos al artista: «Desde que empecé me ha interesado mucho la técnica, la forma de hacer las cosas. Los procedimientos para mí son fundamentales: cómo resuelvo esto, con qué materiales…». En esta exposición descubrimos tres de esos “procedimientos”: la materia flexible (consiguiendo una “pintura maleable”, que puede enrollarse, doblarse); el recurso a ideas pop combinadas con trazos impresionistas; el uso de figuras con colores purpurinas (jugando más allá del color). Los paisajes urbanos de New York son un buen ejemplo de todo ello.