Inauguración Tomàs Suñol (31 marzo 2017)
Tomàs Suñol se consolida en la Sala Rusiñol. Por tercera vez, desde el 2010, nos deleita con sus callejones estrechos donde la luz del sol se filtra como puede a la vez que proyectando sus inevitables sombras. Son una temática y un estilo propios del pintor que desde hoy nos acompaña.
Pero, en realidad, ¿son así estos callejones? ¿Existen? Sí en los barrios más antiguos de las poblaciones. Pero el pintor añade su propia significación. El crítico de arte, Josep Mª Cadena, comentaba que «la obra de Tomàs Suñol es quizá, desde mi punto de vista, de las que explican con más claridad que la figuración y la abstracción son lo mismo. Él es un pintor figurativo (…), pero en todas estas cosas él encuentra ahí representaciones de personas, representaciones de sentimientos, representaciones de circunstancias».
«Lo que él hace no es representar sino pintar: pintar es distinto de representar. Él explica una manera nueva de ver las cosas —que quizás es muy antigua para nosotros: al situarnos delante de su obra, el pintor nos está diciendo: —Piénselo usted, medite, y sobre todo, puede sentir… Porque lo importante dentro de la pintura está en el sentimiento» (Josep Mª Cadena).
El testimonio del propio artista fue claro cuando se le preguntó si la pintura ha hacía fuera —en la calle— o en el estudio. «En estudio. Voy por la calle y miro; en el estudio interpreto. No reproduzco nada en concreto; pinto cosas que he visto y he sentido».
Pero en esta ocasión, Tomàs Suñol nos ha sorprendido trayendo una “nueva” temática. Josep Mª Cadena ha manifestado su sorpresa: «En esta muestra, Suñol también pone de relieve los sentimientos en obras que yo no le había visto: son una especie de bodegones, un suerte de “juegos florales”. Nos preguntamos, ¿es el pintor que yo he venido a ver? Aquí hay una cosa totalmente diferente: hay una alegría, una satisfacción, una manifestación de la naturaleza. También aquí hay una introspección sobre la vida humana: a través de la mesa de comer. Pero en esta mesa se producen los platos, las frutas, con la copa medio llena… Podemos hacer el aperitivo, quiero decir, el “aperitivo del pensamientos”».