Inauguración de Óscar Borrás (20 noviembre 2009)
Estamos encantados con los aires de optimismo, alegría y esperanza que nos ha traído Óscar Borrás. Y no se trata de una actitud de «oportunismo» para este momento, cuando ya empieza a amainar la «crisis». Óscar Borrás nos entrega algo mucho más «oportuno»: su obra –«Paraísos mediterránesos«– es un fiel espejo de su «corazón», que vive -no tanto por ingenuidad, sino por profundidad interior- una vida feliz que a los demás nos introduce en un mundo feliz.
«Damos la bienvenida a este pintor que ha venido de lejos». Ignasi Cabanas recordó que es la segunda vez que Óscar Borrás expone en la Sala Rusiñol: no ha sido fácil que regresara después de tantos años. «Sus cuadros incorporan una gran explosión de color e imaginación. Es una pintura que refleja el paraíso al que todos quisiéramos ir: es la imagen del cielo. Además, aportan una intención ecológica: esa pintura nos invita a dar gracias por esta maravillosa naturaleza de que nos rodea».
«¡Hace buen tiempo! El amigo Cabanas lo ha programado todo, incluso que haga buen tiempo para que viniera Borrás». Después de este toque bromista, Josep Mª Cadena entró en materia: «Todos ustedes saben acerca del paraíso terrenal. Una explicación que pesa mucho es la de la Biblia (…). Pero todo eso ocurre antes de conocer la pintura de Borrás. El suyo no es el «paraíso de la serpiente»: es un «paraíso terrenal» de ahora…, que nos dice que ya no hay crisis. Nos sugiere una sociedad bien organizada: se cena al lado del agua; hoteles bien montado, incluso eso tan difícil de entenderse con los animales…».
«La pintura de Óscar Borrás es imaginativa, elevada de color y lleva un argumento en sí mismo: trata de explicar una sociedad ideal, es decir: la manera profunda de entendernos unos con otros. Ahí vemos los ideales de una organización mejor, donde todas las virtudes están en todas las plantas y… podrían estar en todas las personas. No nos cansamos de mirar esos cuadros: siempre podemos descubrir una u otra cosa. El artista ha inventado pájaros, coincidiendo con el aniversario de Darwin… Óscar: ¡eres un Darwin de la pintura!».
Óscar Borrás tiene la palabra: «Nada más entrar aquí en Sant Cugat he tenido la impresión de como si entrara en el paraíso… ¿Cómo me inspiro dentro de este mundo con tanta prisa? La vida es sencilla, pero las personas la complicamos. Yo intento dejar de lado la complicación. Revivo la sencillez que traigo de mi infancia. Especialmente la que viví en el campo cuando, de pequeño, emigré con mis padres a Argentina. Esa infancia la retengo en mi retina». En la imagen, al fondo, el cuadro «Vivir la naturaleza«.
El artista nos narró sus antecedentes. Su padre fue pintor y él, por aquello de que había que tener algo «seguro», estudió una carrera técnica, que no llegó a ejercer. Pero, uno y otro aspecto, han sido una base, como un respaldo. En cuanto al estilo: «Es muy personal, no obedece a unas directrices académicas y la temática es muy ecológica: no hay coches, pero sí bicicletas, animales salvajes conviviendo con animales domésticos… Busco la armonía. ¡Cadena me ha interpretado perfectamente!
«En mi pintura quiero reflejar una sensación de paz y optimismo. Recuerdo una anécdota de hace muchos años. Tenía que enviar un cuadro. Llegué a la agencia de transportes con el cuadro medio cubierto, sin embalar. El jefe me preguntó qué era aquel cuadro: -Una isla feliz. -¿Es usted el autor? -Sí. -¿Para qué es? -Para un concurso de pintura. -Pues este cuadro no va a salir de aquí, porque me lo quedo yo. Desde entonces este señor lo tiene detrás de su mesa llena de papeles y problemas. Era una persona ajena al arte, pero le dio sensación de optimismo. Le gustó sin saber quién era yo, que en aquel entonces no tenía el nombre que tengo ahora».
En las entregas de premios y sorteo de la nota de arte de Óscar Borrás intervino su esposa Ada y, a modo de «mano inocente, su hija Greta.
Hombre abierto y sencillo, Óscar Borrás estuvo atendiendo a todos cuantos quisieron hablar con él y preguntarle acerca de su pintura. Ahí le vemos haciendo una «exégesis interpretativa» de su cuadro «Primavera mediterránea».
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