Inauguración de Montserrat Masdeu (4 noviembre 2011)

Atardecer del 4 de noviembre: mucha lluvia en la calle y muchas flores —obra de Montserrat Masdeu— en la Sala Rusiñol: jardines, grandes hivernáculos, fachadas con macetas, en grandes y pequeños formatos, y todo clase de colores… Lluvias que no necesitan estas flores —aunque, casi, desprenden olor— ni los amigos que esperábamos en la inauguración. Pudieron más las flores, pudo más la maestría de esta artista: los amigos ahí nos estuvimos.

Montserrat fue presentada como quien es para la Sala Rusiñol: una más dentro de la familia. Ignasi Cabanas describió el itinerario de la pintura en nuestra Sala: «Hoy tenemos el resultado, ¡como un tercer paso!, del trabajo desarrollado por Masdeu. El 2002 vino con la colección «De jardines y ciudades»; el 2005 fue el «Viaje a las islas». Después, ella ha corrido muchas aventuras que han pospuesto hasta seis años la exposición actual: «Recreando jardines y viajes», con la cual —de alguna manera— culmina esta trilogía.
Josep Mª Cadena nos ha descubierto algo más del trasfondo de la trayectoria de esta pintora: «Las «aventuras» de Montserrat —que mencionaba Ignasi—, dejadme decirlo claro, han sido más bien «venturas». Ella es madre… y abuela de las hijas de sus hijas, y se ha dedicado a su familia… Esto es bueno. Y, anuque durante un periodo no ha pintado, Montserrat ha seguido pensando. Ella ha viajado, como todo el mundo; también viajan las maletas… Pero Montserrat se interesa por las cosas, conoce las ciudades, dibuja, toma notas y, cuando regresa al estudio, lo trabaja».

Las flores son flores, pero cuando las flores son representadas por un artista, entonces son algo más que flores. Josep Mª Cadena: «La obra de Montserrat Masdeu es, esencialmente, floral… Creo que dispongo de cierta capacidad para declarar que las flores de esta pintora no son composiciones que se quedan en los aspectos formales de la belleza de las formas, sino que intuitivamente nos demuestran que todos —en nuestros interiores anímicos— podemos ser como viveros en los cuales germinen y crezcan las voluntades más positivas de perfección respecto a nosotros mismos y hacia los otros».

El año 2005, la exposición de Montserrat Masdeu fue presentada por nuestro añorado Francesc Galí: era la última intervención en la Sala Rusiñol de aquel genial crítico de arte. Por eso, Montserrat, después de unas palabras de agradecimiento, añadió: «Quisiera tener un recuerdo para Francesc Galí, porque gracias a él hoy yo estoy aquí. En un momento dado de mi vida, no sabia si continuar pintando —y de esto ya hace muchísimos años— y él me dijo: —»¿Cómo que no? Tú no dejes de pintar nunca», y me animó, y por eso he llegado hasta donde he llegado»..
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