Inauguración de Malvehy (13 enero 2012)
La Sala Rusiñol tiene el gusto de lucir durante estos días una preciosa muestra de paisajismo urbano, con las características propias del pintor Eduard Malvehy: arquitectura geométrica, sensación urbanística plácida, afortunada combinación de colores, amplio abanico de ciudades… En conjunto merece el título de «El encanto de las ciudades». Los observadores gozamos de esta visión más humana de las urbes…
Josep Mª Cadena puso de manifiesto el trasfondo ideológico del paisajismo de Malvehy: «En estos tiempos de confusión y cuando un nuevo año comienza, creo que la obra pictórica de Eduard Malvehy nos ayuda a encontrar la necesaria serenidad e, incluso, la imprescindible voluntad de superación que necesitamos para ir más allá de los retos que nos rodean. Él lleva años manteniendo su posición de equilibrio, tanto en la construcción de las formas como en el color con el que les da cuerpo».
Cadena: «Es una pintura realista y a la vez culta, hecha sobre experiencias relacionadas con los lugares que el artista visita y ama (…). Consigue en su pintura que las cosas pasen con orden, sin tensiones que se decanten hacia un lado o hacia otro. Sirve al conjunto y se hace intérprete del mismo porque sabe de su trascendencia de futuro».
Es la cuarta exposición de Eduard Malvehy en la Sala Rusiñol. Después de los pertinentes agradecimientos, el artista nos descubrió algunas de las claves de su trabajo. —«¿Cómo eliges los paisajes?». —«Han de ser lugares que me gusten, que sean interesantes… Cualquier paisaje de estos tan bonitos me interesa. Yo voy viajando y, cuando veo un lugar bello, me digo: «¡Éste me gusta, lo pintaré!». ¡Es sencillamente esto!».
Otra cuestión: las ciudades representadas por el pintor. —«Ciudades estilizadas, pero el elemento personal no está ahí muy presente. ¿Por qué?». Malvehy: «¡Según cómo!, porque los edificios que pinto están hechos por personas y reflejan un estilo, una manera de pensar de las civilizaciones, y por eso me gusta la variedad de temas: los del Norte con su trasfondo cultural, los del Mediterráneo… Se reflejan las personas y la manera de ser de la gente. No aparecen personajes, pero hay mucha presencia humana en mis edificios».
